Algunos países europeos introdujeron impuestos sobre los fertilizantes nitrogenados ya en 1976, 1985 y 1986 para Finlandia, Suecia y Austria respectivamente, con tipos impositivos que varían del 10% al 72% del precio del fertilizante.
Un estudio de 2001 evaluó el impacto de dichos paquetes tributarios y concluyó que el mayor impacto (reducción de externalidades negativas causadas por el uso de fertilizantes nitrogenados) se obtiene cuando el sistema tributario se combina con otros instrumentos de política (asesoramiento, incentivos y regulaciones) y cuando los ingresos recaudados a través de los impuestos se reinvierten únicamente para promover alternativas sostenibles.
Otros países europeos se unieron a la tendencia de los impuestos sobre fertilizantes químicos en la década siguiente, pero la historia de los impuestos sobre fertilizantes en Europa es, en general, bastante compleja. Hay una variedad de enfoques y varios países, después de haber implementado dichos programas durante varios años, son guiados por la política de la UE y decisiones judiciales para abolirlos o modificarlos.
En general, en la UE, las políticas nacionales de control de fertilizantes se tratan en el marco de la Directiva sobre nitratos de la CE (91/676/EEC), que se aplica por igual a todos los estados miembros. No obstante, siguen existiendo disparidades, por ejemplo, en los niveles del IVA para fertilizantes, Italia, Alemania, Francia y Austria poner un IVA más bajo en los fertilizantes orgánicos en comparación con los químicos.
En otras regiones desarrolladas del mundo, la tendencia también es eliminar gradualmente los subsidios a los fertilizantes químicos. Corea del Sur abolió los subsidios para fertilizantes químicos en 2005 y ahora está subsidiando el uso de fertilizantes orgánicos y acondicionadores de suelo. Otros países como Australia, Nueva Zelanda o el A NOSOTROS no subsidian los fertilizantes.
En el mundo en desarrollo, la situación de los subsidios a los fertilizantes sigue siendo en su mayoría desfavorable para la agricultura orgánica, con muchos países, especialmente en África, América Latina e India, que aún subvencionan los fertilizantes químicos y no subvencionan los fertilizantes orgánicos, o los eximen de impuestos de importación. Sin embargo, aquí las cosas también empiezan a cambiar.