Tom Szaky -presidente de la compañía TerraCycle, líder mundial en el reciclaje de los materiales más difíciles- es el inventor y promotor de un revolucionario modelo de envases retornables. En el contexto de que el 91 % del desecho plástico generado nunca ha sido reciclado, según señala la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, el emprendedor húngaro quiere revolucionar el proceso de generación de esos residuos. Siempre con el objetivo de reducirlos en pro de no contaminar al entorno. Para ello tuvo una brillante idea llamada Loop.
Después, se puso en contacto con las compañías fabricantes de contenedores, recipientes o envases de plástico dirigidos a la comercialización de todo tipo de productos. Trasladó así primero su propuesta a las mayores corporaciones del mundo dedicadas a los bienes de consumo: Nestlé, Pepsico, Unilever, Clorox y P&G.
Proceso y funcionamiento de los envases retornables
Esa innovadora idea denominada Loop, de cara al consumidor final, debía funcionar de la siguiente manera: el cliente compra los productos que desea y aprovecha o gasta el interior de sus recipientes o botellas reutilizables. Una vez su contenido queda vacío o finaliza su consumo, esos envases retornables vuelven a ser trasladados en la bolsa fabricada específicamente para ello. Son lavados y, de nuevo, rellenos para ponerse en circulación y utilizarse dentro de una cadena cerrada que no genera residuos desechables. Pero, ¿realmente las empresas con las que había contactado el promotor húngaro aceptarían unirse a ello, convirtiendo en posible ese modelo?
«Loop era pedir muchísimo porque nos acercamos a Procter & Gamble a pedirle que reinventase los envases de sus productos más famosos, pero dijeron que sí porque el tema de la basura es una crisis y no querían contribuir a ella», explicó Szaky a la cadena CNN
Siguiendo ese buen camino marcado por Szaky, también la compañía mundialmente conocida, sobre todo por su chocolate –Nestlé– decidió sumarse a la causa ecológica. Su inclinación a utilizar Loop estuvo motivada, entre otras razones, por un pensamiento adelantado del futuro. Ese en el que el consumidor demandaría productos más reciclables. El proyecto iba a permitir a la firma actuar frente a ello y aprender más con una primera toma de contacto en el contexto de los envases retornables.
El inicio de Loop
«Es un ecosistema, si fuese una sola empresa no funcionaría», admite el presidente de TerraCycle. Precisamente por eso, cada vez más compañías se fueron sumando a esta actividad que suponía romper con un modelo de comercialización establecido desde el inicio de las industrias. «Necesitábamos la unión de todos», sentencia. Al final, ese objetivo general se consiguió y desde principios del año 2019 arrancó el funcionamiento del proceso en varias ciudades y con unos 300 productos.
Poco a poco, Loop fue creciendo, expandiéndose a más lugares y logrando que más de 10.000 personas se inscribieran en él. Actualmente, su presencia está en variedad de puntos de EE.UU (con Kroger y Walgreens), pero también en Canadá (con Loblaws), Reino Unido (con Tesco) y Francia (con Carrefour). Eso sí, desde su web anuncian que pronto estarán igualmente en más países como Japón o Alemania.
Les dijimos a las empresas que se arriesgaran y, en el mejor de los casos, cambiaríamos el mundo»
Dos ventajas de Loop y el cambio en el consumidor
La proyección de futuro es optimista en Loop, pudiendo llegar a grandes minoristas para la distribución de esos envases retornables entre todos los consumidores del mundo. De esa forma, el cliente puede acudir a una tienda para adquirir los bienes de consumo necesarios con dos ventajas. Una es pagar menos (al no contabilizarse en ese total el precio del recipiente), mientras la otra tiene que ver con poder comprar en un establecimiento y devolver en otro.
Szaky asegura que están «cada día añadiendo una marca» más al proceso para que, progresivamente, otros productos dirigidos a cualquier tipo de necesidad, entren a formar parte. La meta está en que llegue cada vez a más partes del mundo. Sin embargo, en este nuevo modelo también está implicado el consumidor, en el que Szaky ve bastante complicado el cambio. Para conseguirlo, cree que lo mejor es adaptar el propio proceso a su conveniencia, en vez de que suceda al revés.
Sin duda, desechar algo -a su contenedor adecuado, por supuesto- cuando se ha gastado es lo más cómodo, pero no lo más beneficioso para el planeta. ¿Llegará ese momento final de decir adiós al reciclaje para apostar seriamente por la reutilización de envases retornables en todos los productos? Por un futuro sostenible, quizás sí. Loop ya es un gran paso.
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