Tus padres te animaron a causar una buena impresión en el mundo, pero ¿estás haciendo lo que esperaban? Mientras luchamos por la excelencia comercial y personal, ¿estamos descuidando a la madre tierra al vivir nuestra vida diaria?
Huella de Carbono
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Las emisiones de carbono, que se encuentran en todas partes en nuestra vida cotidiana, impactan lenta, acumulativa y seguramente la tierra de manera negativa. El uso de la electricidad y los medios de transporte son dos de los mayores infractores y contribuyentes a las emisiones de carbono.
Analicemos algunos números relacionados con las emisiones de CO2. En 2010, el mundo liberó 31 780 millones de toneladas métricas, lo que justifica 317 800 millones de dólares para remediarlo. Esa cifra aumentó a la friolera de 36,8 mil millones de toneladas métricas en 2019. Abordar los problemas causados por el carbono en la primera década de este siglo atrae más de $ 3 billones de dólares, ¡eso es casi el 85% del PNB de Alemania!
Todos contribuimos a la liberación de emisiones, pero ¿cuál es tu contribución personal? Las familias de cuatro personas que viven en una casa aportan casi 23 toneladas métricas de emisiones cada año. ¿Conduces un SUV o una minivan? Estás aportando más de 11 toneladas al año. ¿Vuelas con frecuencia? Un vuelo a través de América genera unas 2,5 toneladas de CO2.
Si te sientes un poco incómodo con la contribución del mundo y con tu responsabilidad personal, no te preocupes; aún puede enorgullecer a mamá y papá, exigiendo contribuciones personales para reducir las emisiones.
Por ejemplo, ¿tomas café por la mañana? Los precios de hoy en día normalmente superan los $2 por taza, pero si cada estadounidense donara (solo) $1 por mes, compensaría 374 millones de toneladas métricas de CO2 cada año. Además, aquellos que quieren hacer un esfuerzo extra cada día, buscan continuamente fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar.
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
Si bien la tecnología se esfuerza continuamente por mejorar el estado de nuestros entornos locales y globales, las cosas simples siguen siendo efectivas. Una solución modelo, centrada en la absorción de carbono, implica introducir más vida vegetal en nuestro entorno inmediato.
Además, la recolección de biogás, el proceso de transformación de materiales desechados (residuos de alimentos y elementos del jardín) en fuentes de energía reutilizables, ayuda a revertir el daño causado por las emisiones de CO2.
Cualquier entidad cultivada a través de la fotosíntesis tiene el poder de generar energía. Ya se está aprovechando en lugares como Suecia (usado para impulsar autobuses y trenes) y en Colombia, donde la recolección de biogás se aprovecha para alimentar vehículos de gestión de desechos.
Los números relacionados con las emisiones de CO2, aunque alarmantes, son reversibles. Sin embargo, el problema macro se aborda mejor a nivel micro, con cada ciudadano del mundo haciendo su parte para conservar la energía y ser amable con la madre tierra.