Cómo el consumo colaborativo lo hace más sostenible

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¡El consumo colaborativo es un concepto nuevo y antiguo!

CEl consumo colaborativo es una forma en que podemos utilizar nuestros recursos de manera más eficaz. En teoría, ha sido posible durante muchos años, pero ahora varios servicios en línea están utilizando el consumo colaborativo para reducir nuestros desechos y, al mismo tiempo, ahorrarle dinero.

¡Sigue leyendo para descubrir por qué necesitamos el consumo colaborativo, qué es y cómo puedes ser parte de él!

AHORA es el momento de reducir el desperdicio

Crédito de la foto zoran milich getty images

El consumo humano de recursos naturales ha crecido de manera constante junto con la expansión de nuestra población, pero en los últimos 30 años se ha vuelto cada vez más evidente que nosotros, los 7 mil millones de nosotros, estamos viviendo de una manera que nuestro planeta no puede sostener.

El norteamericano promedio consume 90 kg de material extraído todos los días. Estamos usando un 50% más de recursos naturales que hace 30 años, y aunque ahora es más eficiente ganar dinero con los suministros de la Tierra, seguimos usando más de ellos que nunca.

Está claro que tenemos que hacer cambios tanto a gran escala industrial como en nuestras vidas individuales.

Los movimientos ecológicos que trabajan para reducir nuestros desechos están creciendo y pronto tendrán un gran impacto en la forma en que consumimos, pero requieren que todo el planeta esté detrás de ellos para que funcione.

Nosotros, como individuos, necesitamos ser más eficientes con nuestros recursos en este momento y necesitamos un incentivo presente para hacerlo.

¿Qué es el consumo colaborativo?

El consumo colaborativo, también conocido como Sharing Economy, ofrece varias formas de reducir su consumo.

El consumo colaborativo es la idea de que algo que no está siendo utilizado por su propietario, ya sea una cama de repuesto, un automóvil o un equipo, se puede prestar a las personas que lo necesiten.

Es una idea simple, pero que tiene profundas implicaciones ecológicas, siempre que existan las plataformas adecuadas para facilitarla.

Un buen pionero ecológico de la economía colaborativa es AirBnB, que facilita el uso de las camas de repuesto de las personas como lugares para pasar las vacaciones.

Un estudio de 2013 de 8.000 estancias de airBnB descubrió que dormir en una habitación de invitados o en el sofá de alguien es mucho más ecológicamente eficiente que alojarse en un hotel. Los huéspedes de AirBnB utilizaron un 88% menos de agua y redujeron el consumo de energía en un 37%.

Car2Go, una plataforma que le permite alquilar autos a personas que lo rodean, publicó notas que sugieren que entre el 7% y el 10% de sus usuarios habían decidido activamente no comprar un automóvil, optando por el alquiler.

Estas estadísticas sugieren que, en términos generales, la idea del consumo colaborativo podría ayudar seriamente a salvar el medio ambiente.

Consumo colaborativo: cómo alquilar a sus vecinos

Otro pionero en la promoción del consumo colaborativo es la plataforma de alquiler entre pares Fat Lama. Fat Lama tiene como objetivo reducir la cantidad que consumimos proporcionando un mayor acceso a las herramientas y equipos que están acumulando polvo en los hogares de todos.

En comparación con AirBnB, que se centra principalmente en facilitar las vacaciones en el extranjero, este es un caso de estudio más práctico a considerar, ya que las cosas que se enumeran son artículos de uso diario.

Dicen que para los 80 millones de taladros eléctricos que se poseen en Estados Unidos, el tiempo promedio que se usan es de 13 minutos. Alquilar a Fat Lama esencialmente resuelve ese problema, reduciendo la cantidad producida pero aumentando su tiempo de uso.

En ese sentido, Fat Lama fue concebido originalmente por sus fundadores cuando, durante la renovación de una oficina en un edificio residencial, terminaron gastando más de £ 5,000 en herramientas que nunca usarían en ese momento.

Sabían que todas las herramientas que necesitaban estaban tiradas en los pisos de otras personas. Pero no tenían forma de acceder a esos recursos, por lo que en esa ocasión se vieron obligados a contribuir a la creciente acumulación de desechos humanos.

Reducir el desperdicio a través de la economía colaborativa

Una de las principales cosas que Fat Lama permite alquilar son equipos electrónicos como drones, computadoras y cámaras de alta gama. Cabe señalar que para el 2023 habremos producido más de 52 millones de toneladas de desechos electrónicos, compuestos por teléfonos móviles, televisores, computadoras y otros dispositivos electrónicos.

Las plataformas de intercambio de equipo como Fat Lama pueden ayudar a reducir ese número significativamente al reducir la demanda y la necesidad de que el kit se produzca en una fábrica.

Y no es solo electrónica. ¡También puede alquilar cosas como bicicletas y autocaravanas, y hacer grandes ahorros en una amplia variedad de artículos diferentes!

Y al alquilar peer-to-peer, la cantidad que consume se reduce cada vez más a medida que las personas adoptan el concepto.

Consuma de la manera más verde

  • En 2013, la oficina de Estadísticas Nacionales señaló que durante diez años, los gastos de los hogares en bienes físicos cayeron del 26% al 21%.
  • El responsable de sostenibilidad de Ikea concluyó en 2016 que hemos llegado a ‘cosas pico’.
  • Se informa que más del 65% de los millenials preferirían gastar dinero en una experiencia que poseer algo.

Todas estas citas y cifras sugieren que cada vez más personas son más felices con un estilo de vida más minimalista e impulsado por la experiencia.

Con suerte, esta es una tendencia que será lo suficientemente grande como para aumentar significativamente nuestra sostenibilidad, tanto a largo como a corto plazo.

Algunas ideas sobre cómo el consumo colaborativo puede beneficiarnos a nivel personal y social.

  1. Compartir bienes y servicios: Una de las ideas fundamentales del consumo colaborativo es compartir en lugar de poseer. Plataformas en línea facilitan el préstamo y alquiler de herramientas, equipos deportivos, vehículos e incluso viviendas. Esto permite un uso más eficiente de los recursos, reduciendo costos y promoviendo la sostenibilidad. Compartir bienes y servicios también fomenta la creación de lazos comunitarios al establecer conexiones entre personas con intereses y necesidades similares.
  2. Economía compartida: La economía compartida se ha convertido en una fuerza impulsora del consumo colaborativo. Plataformas como Uber, Airbnb y TaskRabbit conectan a proveedores de servicios con consumidores, permitiendo que los recursos subutilizados, como el tiempo, el espacio o las habilidades, se utilicen de manera más eficiente. Esto proporciona oportunidades de ingresos adicionales para las personas y amplía las opciones disponibles para los consumidores, al tiempo que reduce la dependencia de modelos de negocio tradicionales.
  3. Coworking y espacios compartidos: Los espacios de coworking y los espacios compartidos son otra forma de consumo colaborativo en el ámbito laboral. En lugar de trabajar de manera aislada, las personas comparten un espacio de trabajo, lo que fomenta la colaboración, la creatividad y el intercambio de conocimientos. Estos espacios también pueden ofrecer servicios adicionales, como salas de reuniones, eventos de networking y programas de capacitación, lo que brinda un entorno propicio para el crecimiento profesional.
  4. Comunidades de intercambio: Las comunidades de intercambio son grupos organizados de personas que se reúnen para intercambiar bienes o servicios entre ellos. Puede ser desde un grupo de vecinos que comparten herramientas de jardinería hasta una red en línea donde los miembros intercambian habilidades, conocimientos o tiempo. Estas comunidades promueven la confianza, la solidaridad y la conexión interpersonal, al tiempo que brindan acceso a recursos y experiencias que de otra manera podrían ser inaccesibles.
  5. Consumo responsable y sostenible: El consumo colaborativo también está estrechamente relacionado con el consumo responsable y sostenible. Al compartir y reutilizar bienes, se reduce la necesidad de producir nuevos productos, lo que a su vez disminuye el impacto ambiental. Además, el consumo colaborativo puede fomentar la compra consciente y el apoyo a productos y servicios locales, promoviendo la economía regional y reduciendo la huella ecológica.

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